martes, 12 de enero de 2010

El globo de colores.

El globo de colores.

Efrén es un hombre, sencillo, humilde y millonario, tiene mucho, mucho dinero, lo tiene todo en la vida pero a veces siente que le falta algo, no sabe qué es; está muy triste. Se pasa los días haciendo lo que hace cualquier millonario que lo tiene todo y nada en que pensar; consintiéndose a sí mismo y nada más.
El hombre era muy egoísta, parecido al gigante egoísta del cuento de Oscar Wilde, de hecho y palabra, era su mejor amigo este gigante. Todas las tardes de invierno se reunían a jugar domino en la casa del gigante, nunca en verano, porque el gigante tenía que cuidar su jardín del ataque de los niños invasores. A veces con el dominó, construían torres y torres pero siempre se les caían, no soportaban mucho tiempo.
Este era el ambiente en el que vivía Efrén, una de esas tardes frías cuando salía del jardín del gigante egoísta, iba caminando por la calle, sacó su paraguas, porque no llovía mucho pero hacía mucho viento y el paraguas le cubría pero un ventolero, le arrebató su paraguas, corrió tras él para ganarle la batalla al viento, porque ese paraguas era especial, se lo había obsequiado la persona más especial de su vida hacía muchos años.
El paraguas fue a parar al frente de una casa muy linda parecía de muñecas era de madera y de color celeste, muy bien cuidada y decorada con rosas, allí estaba una gitana esperando a Efrén con el paraguas en la mano, él se le quedó mirando fijamente a los ojos, eran negros y de forma almendrada, daban ganas de contemplarlos por horas, ella le dijo:- Hola, buen hombre, le cambio su paraguas por mi globo.-
Efrén muy desconcertado le pidió cortésmente que le regresara su paraguas porque era muy preciado para él. La gitana le insistió, y le dijo:- espere un segundo.
Efrén aceptó y mientras esperaba a la gitana, se quedó pensando en las palabras de aquella mujer, se dijo a sí mismo- Yo no soy un buen hombre.-
Cuando la gitana salió le dijo que entrará a su casa, él aceptó y ella lo condujo hasta su inmenso jardín, nadie hubiera pensando, que tras esa casita se escondía tan majestuosa obra de la naturaleza, era pleno invierno pero dentro de ese jardín, el verano imperaba con majestuosidad, él se quedó impresionado observando aquel globo aerostático, de colores brillantes y hermosos, los colores del arcoíris, le daban al lugar un aire de cuento de hadas, Efrén no comprendía porque la gitana de ojos negros le quería cambiar semejante tesoro por un simple paraguas, en realidad nunca lo supo, jamás volvió a verla.
Le entregó el paraguas con mucho pesar porque era lo único que le quedaba de aquella persona especial, pero aceptó el obsequio.
Efrén invitó al gigante a dar un paseo, en globo y este por primera vez sonreía, no sabía porque, el cielo de la ciudad se empezó a pintar de color cada vez que por los aires aparecía el globo de Efrén, las personas empezaron a sonreír más a menudo los niños esperaban el momento del paseo por los cielos, Efrén aprendió a ser feliz, se desprendió de sus posesiones materiales, se sentía muy feliz de darse a los demás, de una manera tan sencilla, simplemente ofreciéndoles unos minutos de alegría y ayudando a sus amigos a ser mejores personas simplemente dando el ejemplo, el gigante abrió su jardín a los niños y este floreció.
Efrén obsequiaba unas cintas de colores a todos los que viajaban en su globo, estas tenían un significado especial para cada uno, no era un adivino de los males ajenos, pero desde que empezó a navegar por los aires podía observar el sufrimiento humano, entonces si alguna persona carecía de esperanza, le obsequiaba una cinta verde, si les faltaba amor una cinta roja, si les faltaba fe una cinta blanca, si les faltaba paz una cinta azul,……
Así continuo Efrén sus días hasta que murió, entregando esperanza, alegría, fe y positivismo a la gente. Aprendió a ser más humano cuando comprendió que él lo tenía todo y los demás sufrían por diferentes razones, muchas veces las personas se le acercaron no para dar un paseo, sino simplemente para que mientras lo hacían contarle a Efrén sus problemas y así desahogarse.
Al gigante nunca más se le cayeron las torres del dominó, curiosamente permanecieron en pie por muchos siglos.
El último viaje que regaló Efrén fue a un niño muy egoísta, generalmente cuando terminaban los paseos las personas recibían la cinta del color personal y su carácter y visón de la vida cambiaba, pero este niño continúo igual, no cambió, Efrén le regaló el globo, ya en su lecho de muerte recordó a este niño, a la gitana y sus palabras …. Buen hombre…

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